jueves, 26 de abril de 2012

¿Por qué nos atraen tanto los castillos?



Los castillos tienen algo especial, atractivo, yo diría casi irracional. Hace poco leía unas declaraciones de la responsable de rehabilitación de fortalezas del IPH que decía que a lo largo de los años había descubierto que la principal razón por la cual la gente visita los castillos no es ni por su arquitectura, ni su historia ni su arte, sino por la atracción que ejercen sobre nosotros. No es algo físico, sino psicológico. Si alguien visita un pueblo y descubre que hay un castillo, intentará casi siempre visitarlo, aunque sean solo unas piedras.

Muchos nos hacemos la misma pregunta: ¿por qué?  ¿Qué nos atrae tanto de los castillos? Yo creo que la razón es que tenemos idealizada la Edad Media, una época pasada que imaginamos llena de caballeros, princesas, trovadores, torneos, muy romántica. Cuando la verdad es que no fue una época tan bonita. La Edad Media es una época de miedo y oscura, donde la guerra se profesionaliza y la mayor actividad militar consiste en hacer barreras insalvables para evitar las invasiones. En la antigüedad se movilizaron ejército mucho mayores y hubo batalles mucho más importantes. La guerra feudal es una guerra de sitio, de defensa y ataque de fortalezas, sin batallas propiamente dichas, a campo abierto.

Es muy revelador del sentido auténtico del feudalismo que en el país feudal por excelencia, Francia, la palabra cháteau haya •constreñido su significación de tal suerte que se aplique con exclusividad no al castillo guerrero sino a su sustituto pacífico, agrario y placentero. Y no lo es menos el hecho de que en la misma Francia desde el siglo XIII se empleara la frase «faire des cháteaux en Espagne» (hacer de castillos en España) como sinónima de intentar quimeras.

El estudioso holandés Johan Huizinga (autor del Otoño de la Edad Media) acuñó la frase “El feudalismo es un paisaje", y el símbolo del feudalismo, son los castillos.

En el imaginario colectivo, la Edad Media tiene una atracción como ninguna otra época, y el símbolo, el emblema, el resto más visible de ese tiempo pasado que tanto nos gusta son los castillos. Visitar una fortaleza es como viajar en el tiempo e imaginarnos en esa época medieval que tanto nos atrae. 


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